El pectus excavatum consiste en que las costillas y el esternón (hueso central del pecho) crecen hacia dentro, generando una deformación visible en el centro del pecho. Esto da al pecho un aspecto ahuecado o cóncavo; por eso, esta afección también se conoce como "pecho en embudo" o "pecho hundido". Puede ser leve o grave. Cuando es grave, puede haber problemas con el corazón y los pulmones.
Hay niños que nacen con esta afección. Otras veces no hay signos de ella hasta la pubertad. Es frecuente que el pectus excavatum empeore durante los estirones.
Los médicos no saben exactamente qué es lo que causa esta afección. En algunos casos, se da por familias. Los hombres la presentan con más frecuencia que las mujeres.
Los niños afectados también pueden tener otras afecciones, como:
Las pruebas genéticas permiten detectar estas y otras afecciones relacionadas en los niños con pectus excavatum.
Los casos leves suelen ser muy poco visibles. Pero los casos graves de pectus excavatum pueden crear una profunda hendidura en el pecho que puede ser más profunda en uno de los lados del cuerpo. El pectus excavatum puede ejercer presión sobre los pulmones y el corazón, por lo que estos órganos pueden no disponer del espacio necesario para funcionar con normalidad.
Las costillas pueden sobresalir en un lado del pecho. Otras veces, sobresalen las costillas inferiores. Es lo que se conoce como costillas ensanchadas y puede hacer que los niños más pequeños parezcan ser barrigones. En los recién nacidos, los bebés y los niños pequeños, el tórax se puede hundir en el cuerpo al respirar, reírse o llorar.
Los niños mayores pueden tener problemas para hacer ejercicio o seguir el ritmo de otros niños de su edad en las actividades físicas. También se pueden marear al ponerse de pie. A veces, tienen un dolor en el pecho que aparece y desaparece, cansancio y/o falta de aliento. También pueden tener el ritmo cardíaco acelerado o palpitaciones (latidos irregulares).
Los pectus excavatum tienden a empeorar cuando los niños hacen estirones. Cuando hayan completado su crecimiento, es probable que su pectus excavatum no cambie.
Los médicos diagnostican el pectus excavatum a partir de una exploración física. En caso necesario, también pueden solicitar pruebas como:
Los niños con pectus excavatum necesitarán tratarse si presentan síntomas o si les molesta el aspecto de su pecho. Hay algunas opciones para corregir la forma del pecho.
En casa, se puede utilizar un dispositivo llamado "campana de vacío". Se coloca sobre el pecho del niño y se conecta a una bomba que aspira el aire desde el dispositivo. Esto crea un vacío que tira del pecho o lo arrastra hacia delante. Con el paso del tiempo, la pared torácica acaba permaneciendo orientada hacia delante por sí sola.
Los niños llevan puesta la campana de vacío todos los días durante varias horas seguidas. Pueden pasar entre 3 y 6 meses antes de que se observen cambios. Este dispositivo suele funcionar mejor con los niños más pequeños, pero se puede utilizar en todas las edades.
Si es necesario operar al paciente, los médicos pueden realizar uno de los siguientes procedimientos:
Los médicos también pueden recomendar fisioterapia y ejercicios. Ambas cosas pueden fortalecer los músculos del pecho y mejorar la postura.
Todos los niños con pectus excavatum deben ser examinados por un cirujano de la pared torácica. Esta afección puede causar problemas incluso cuando no parece muy grave desde fuera. A la mayoría de los niños y de los adolescentes que se operan les va muy bien y están muy contentos con los resultados.
Reviewed by: Kellianne C. Kleeman, MD
Date Reviewed: Mar 7, 2024
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