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Para Adolescentes

La vuelta a la escuela

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Después de un verano de levantarte tarde y de hacer cosas sin horario fijo, la alarma del despertador anunciándote que ha llegado el primer día de escuela puede ser un duro despertar. Sin importar si eres un alumno del primer curso dominado por los nervios o un alumno veterano seguro de sí mismo, volver a la escuela es un momento de transición: clases nuevas, profesores nuevos, horarios nuevos y un nuevo escenario social.

He aquí algunos consejos para facilitarte un poco la transición del verano a la escuela.

Los nervios del primer día

El primer día escuela puede ser enloquecedor. Los niños nuevos deambulan en círculos de aquí para allá. Es imposible abrir los casilleros. En la enfermería de tu escuela, necesitan tu historia clínica. Olvidaste en casa los pantalones de gimnasia. Los alumnos de primer curso corren en todas las direcciones buscando sus aulas de referencia.

¿Cómo puedes manejar esta locura? Si vas a ir a una escuela nueva, trata de visitarla antes de que empiecen las clases. Explora cualquier área que sea de especial interés, como el gimnasio, la biblioteca o el laboratorio de ciencias. Algunas escuelas ofrecen mapas y planos. Consigue uno antes de que empiecen las clases; después, guárdalo en la mochila hasta que estés familiarizado con tu nuevo entorno.

El primer día también es el momento de llevar a la escuela los útiles y los documentos necesarios. Te puede ayudar el hecho de preparar la mochila la noche anterior al primer día de escuela, así te evitarás tener que revolverlo todo a última hora en busca de lo que necesitas. Una vez que hayas empacado el material básico (cuadernos, bolígrafos, lápices, etc.) busca los formularios que te hayan enviado durante el verano: certificados de vacunas, autorizaciones y horarios de clases.

¿Te has probado ocho conjuntos diferentes para decidir qué te vas a poner? Muchos chicos se fijan qué es lo que llevan puesto los demás el primer día de escuela. La clave está en ponerte aquello con lo que te sientas bien, ya sea un conjunto a estrenar o un viejo y cómodo suéter. Si tienes pensado usar calzado nuevo, pruébalo unos días antes para asegurarte de que no te vayan a doler los pies a mitad del día.

Cada escuela tiene su propia forma de organizar el inicio del curso escolar. Algunas empiezan con los alumnos reunidos en sus clases de referencia o con una asamblea general, pero hay otras que empiezan directamente con la primera clase de la mañana. Conocerás a tus nuevos profesores, quienes probablemente te darán una visión general del programa de su asignatura, las normas de la clase, cómo será el semestre, el material que necesitarás y cuáles son sus expectativas sobre tu rendimiento y tu comportamiento. Algunos profesores empiezan directamente con el primer tema, mientras que otros pueden proponer actividades no relacionadas con el programa. Todo depende de la clase y del profesor.

Manejo de las emociones

Lugar nuevo = emociones nuevas. Muchos estudiantes se sienten ansiosos, asustados o emocionados al empezar a ir a la escuela. Si bien los alumnos del último curso pueden estar contentos porque ya son veteranos y tienen muchos deseos de ver a sus amigos, lo más probable es que la mayoría de los alumnos de primer curso y los niños que sean nuevos en el colegio estén tensos o preocupados.

Es perfectamente normal estar nervioso el primer día de escuela. Después de unas largas vacaciones de verano, retomar la rutina escolar y adaptarse a la nueva carga de trabajo requiere un tiempo de adaptación. Si estás nervioso o ansioso, trata de recordar otros "primeros días". Lo más probable es que todo se haya ido asentando bastante rápido en cuanto te adaptaste a la nueva rutina.

Conocer a gente nueva o volverte a relacionar con tus compañeros de clase puede resultarte abrumador, sobre todo si eres tímido o reservado. Empieza poco a poco: si los grupos grandes te ponen nervioso, intenta saludar a una o dos personas nuevas cada día; el niño que se sienta en el pupitre de al lado puede ser un buen punto de partida. O bien pídeles a los alumnos que sean nuevos en el colegio que se sienten contigo en el comedor.

Si te sigues sintiendo incómodo al cabo de varios días, habla con el consejero escolar, tu profesor favorito u otra persona de confianza sobre cómo te sientes y qué puedes hacer. Pero date tiempo; la mayoría de los problemas para adaptarse a la escuela suelen ser pasajeros.

Estrategias para la hora del almuerzo

¿Cuál es el momento preferido por todos? La hora de comer, sin lugar a dudas. Pero con alimentos como tacos, pizza o hamburguesas de queso mirándote fijamente cuando estás hambriento, puede ser difícil hacer elecciones saludables.

He aquí varios trucos para elegir alimentos que te mantendrán concentrado y activo durante todo el día, y que también te ayudarán a crecer y a desarrollarte durante todo el año escolar:

  • Consigue una copia del menú. Si el comedor de tu escuela ofrece un menú semanal o mensual, consúltalo. Saber lo que hay en el menú te puede ayudar: puedes elegir qué días te comprarás la comida y qué días te la llevarás desde casa.
  • Dirígete hacia el mostrador de ensaladas. Si tu escuela dispone de un mostrador de ensaladas, aprovéchalo. Si te llevas la comida desde casa, considera la posibilidad de añadir bastoncillos de zanahoria, una porción de fruta fresca o pretzels en la bolsa de la comida.
  • Ten en cuenta la energía. Algunos alimentos son mejores que otros para mantener la energía durante el día. Elige proteínas de bajo contenido en grasas, como el pollo, los frijoles o el yogur descremado y añade mucha fruta y verdura a tu comida. Te aportarán las vitaminas y los minerales que necesitas, así como la energía para llegar al final del día. Los alimentos cargados de hidratos de carbono simples (como los tentempiés con azúcar, las donas o las papas fritas) pueden aportarte energía rápidamente, pero esta subida no es sostenible. Y esto significa que querrás comer más muy poco tiempo después de comer. Lo mismo ocurre con las bebidas de alto contenido en cafeína o azúcar. No tienes que eliminarlas por completo de tu dieta, basta con que las disfrutes con moderación.
  • Haz pausas para los tentempiés. No podrás concentrarte ni incorporar nuevos conocimientos sin una mente y un cuerpo bien alimentados. Por eso, come un tentempié saludable, como bastones de zanahoria o una mezcla de frutos secos, para controlar el hambre entre una clase y la siguiente. Esto te mantendrá con energía y después te ayudará a evitar comer por de más.

¿Qué debo hacer si me siento estresado?

La escuela parecía sencilla cuando eras pequeño. Todo el mundo te decía a dónde tenías que ir, qué clase te tocaba y cómo acabar tus tareas escolares. Ahora todo es diferente; tienes muchas opciones y necesitas tiempo para todo. Si intentas abarcarlo todo, es probable que te sientas estresado.

Aquí encontrarás algunos consejos para recuperar el control:

  • Planifica las cosas con tiempo de antelación. Consigue un calendario de pared o una agenda personal. Marca las fechas de los exámenes parciales, finales y de otras pruebas. Anota las fechas de entrega de los trabajos de clase, los ensayos y otros proyectos que te encarguen. Haz un listado de los demás compromisos que tengas, como la práctica de baloncesto o los ensayos de teatro. Cuando tu calendario se empiece a llenar, aprende a decir no a otras actividades hasta que las cosas se calmen.
  • Mantente siempre al día. Trata de no retrasarte. Si sientes que te estás retrasando y comienzas a sentirte frustrado, díselo a tus profesores, a tus padres o a los adultos que cuidan de ti. Es mejor recibir ayuda al principio que esperar y creer que podrás aprobar el examen final si pasas unas pocas noches estudiando fuerte. Casi todo el mundo tiene dificultades en una asignatura en concreto. Si te ocurre esto, pídele ayuda adicional a tu profesor después de la clase. Tomarte unos minutos para abordar el problema lo antes posible te ahorrará tiempo más adelante; y, si tu profesor sabe que algo te cuesta trabajo, lo más probable es que sea más comprensivo contigo.
  • Escucha atentamente en las clases. Prestar atención en clase tiene sus beneficios a la larga. Seguro que es más fácil decirlo que hacerlo, pero escuchar activamente y tomar apuntes durante las clases te puede ayudar a la hora de estudiar y de recordar la información.
  • Toma notas. Si tomas apuntes y los revisas antes de que empiece la clase (o mientras estudias para un examen), podrás revisar con tu profesor aquello que no entiendas. También puede ser útil revisar los apuntes con un amigo después de clase, ¡siempre que confíes en que tu amigo entiende el material! Aprender buenas técnicas para tomar apuntes en la secundaria también te ayudará a ser de los primeros cuando estudies en la universidad, etapa en que saber tomar apuntes será fundamental para estudiar y rendir bien.

¿Qué debo hacer si falto a clase uno o varios días?

Casi todo el mundo se enferma de tanto en tanto. Si debes faltar a clase porque estás enfermo, pídeles a tus amigos que te pasen sus apuntes y que te envíen los deberes.

Si faltas más de un día o dos, haz un poco de trabajo cada día si tienes la energía necesaria para hacerlo; así evitarás atrasarte. Si tus profesores publican tareas y notas en línea, pregúntales si pueden recibir tus tareas por correo electrónico. En caso negativo, pídele a tu mamá o a tu papá que lleve tus tareas a la escuela. Luego, prepárate para recuperar el tiempo de laboratorio y los exámenes que te hayas perdido cuando vuelvas a la escuela.

Si no te sientes lo bastante bien como para mantenerte al día con las clases, no te preocupes. Es más importante que te cuides. Una vez más, una buena relación con los profesores hará que se muestren más comprensivos y una vez que regreses a la escuela, ellos pueden ayudarte a ponerte al día.

¿Qué más me puede ayudar?

He aquí algunas ideas que pueden ser útiles para rendir en la escuela:

  • El viejo dicho "el desayuno es la comida más importante del día" es especialmente aplicable a la etapa escolar. Los alumnos están más alerta y rinden más en clase si se toman un buen desayuno.
  • Duerme lo suficiente. Necesitas dormir por lo menos ocho horas y media por noche para sentirte descansado. La falta de sueño puede hacer que los estudiantes se duerman en clase y dificulta la concentración. Es más productivo dormir lo que necesitas que quedarte despierto estudiando hasta tarde: los estudios demuestran que los alumnos que durmieron lo suficiente antes de un examen de matemáticas tenían casi tres veces más probabilidades de resolver el problema que los que se quedaron despiertos toda la noche. Intenta irte a dormir a la misma hora todas las noches y no te despiertes muy tarde los fines de semana.
  • Es posible que tus padres u otros adultos quieran ayudarte pero no sepan cómo hacerlo. Quizás controlaban tu trabajo y hablaban con tus maestros cuando eras un niño. Hazles saber cómo pueden ayudarte pero dejando que tú te hagas cargo de la situación.
  • Trabaja más en la escuela y tendrás menos que hacer en casa. Aprovecha los momentos sin clase que tengas en la escuela para: repasar los apuntes, ir a la biblioteca o a la sala de informática, adelantar tus deberes o investigar sobre ese importante proyecto escolar. Lo agradecerás después, cuando estés en el centro comercial o en un concierto y tus amigos estén encerrados en casa estudiando.
  • Una de las mejores formas de hacer amistades y de aprender a familiarizarse con la escuela es unirse a clubes, equipos deportivos y actividades escolares. Aun cuando no seas capaz de marcar desde la yarda 30 o no seas el mejor cantante solista, busca maneras de participar. Ve a la obra de teatro de la escuela, ayuda con la venta de productos horneados o alienta a tus amigos durante la competencia de natación; todo esto te ayudará a sentirte parte.

La etapa escolar es un momento para hacer amigos y probar cosas nuevas. Pero también es un lugar para aprender habilidades nuevas, como la organización y la toma de decisiones, que te resultarán útiles durante el resto de tu vida.

Reviewed by: Kathryn Hoffses, PhD
Date Reviewed: Aug 22, 2022

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